Por algo hay que comenzar

Tomemos esta entrada como un modo de precalentamiento, mientras pienso cómo encarar las reseñas que quiero dejarles (reamigarme con las palabras; va, para salir del eterno letargo), contaré unos quid's que están rondándome.

1. ¿Será un problema nuestro?

Realmente no sé si somos nosotras o es un 'dilema' que más de una persona tiene. Hace tiempo, tal vez años, que no damos con una seguidilla de libros (sí, plural) que nos enamoren y provoquen la locura derrapera. Encontramos a las perdidas, sino caemos en más de lo mismo o en las re-lecturas (nuestras salvadoras).
Incluso, a la hora de leer las sinopsis nos resultan: cero atractivas y demasiado informativas. Prácticamente quitan las ganas de darle una oportunidad. 
Todo surge porque (de pura casualidad) hablábamos de un libro que ambas leímos en 2014 y fue publicado en 2013. ¿Estamos teniendo un problemita? ¿O qué joroca está pasando? Pensar en la fecha de publicación lleva a preguntarme porqué las editoriales están publicando libros de autoras americanas que tienen su buen par de años. Varias respuestas vienen a mi mente, ninguna es apta para liberarla al mundo.

2. Ni sé cómo explicarlo. Siento que tengo un texto básico que se adapta (que va como piña y con fritas) para todas mis reseñas. Bastaría con cambiar los nombres y zas la magia. Todo es lo mismo. No sé si soy clara. Cuando intento escribir los derrapes, de la nada una voz en off me dice: estás escribiendo lo mismo que en tus últimas reseñas, dónde dejas la originalidad...

Por las sendas derraperas me dirían: "—Porque te topás siempre con la misma estructura, últimamente son todos iguales. Creo que también puede ser un autoboicot. Hace cuánto que no dejas una reseña? La última fue Besar a un Ángel, y lo sé porque lo puse como reseña recomendada en el blog".
—Todo puede ser, compis.

***

Probablemente, como dice mi compis de aventura, todo sea un autoboicot y esa sensación estuvo alimentándolo. Hace más de un año que no dejo ni una bendita reseña, ¿cómo permití que sucediera? Tendría que haber compartido los fiascos con los que me crucé y los sentimientos que me provocaban esas malas lecturas. Sin importar qué piensen o si alguien podría ofenderse. Es de ahí que ame la frase

O podría haber dejado lo escritos que surgieron luego de escuchar un par de temas musicales. Las palabras brotaban, pedían pista sin importar dónde me encontrará, no eran de pura dicha... no siempre todo es color de rosa, vió. Escribir es la mejor forma que encuentro para expresar todos los vericuetos que vienen sucediendo en mi vida. Para hacer la bendita catarsis.

En fin, es cuestión de comenzar. De animarse, sin cuestionarnos ni dejar que los miedos nos atrapen... porque de continuar permitiéndolo ellos serán las viles triunfadores. Ahora, turno de alimentar de una buena vez la principal etiqueta del Mundo D. Nada que temer y que fluya la inspiración. GRACIAS por llegar hasta el punto final.

Datito marginal, las dos primeras imágenes fueron creadas por quien suscribe. ¿Imaginan mis sonrisas? Creo que no.